Carmen, me estaba entrevistando en su podcast y antes de finalizar me preguntó:

¿CÓMO TE VES DENTRO DE 5 AÑOS?

Muy sutilmente, me estaba dando de mi propia medicina.

La pregunta poderosa.

Así que me arremangué y contesté:

-Yo me veo con un gimnasio, ayudando a emprendedores.

Y mi corazón empezó a hablar del gym, de cómo sería…

Lo explicaba emocionado, como un niño el día de su cumpleaños.

Y mi mente decía…

Si me toca la lotería, si me jubilo, me dedicaría a crear este gimnasio…

Cuando nos despedimos, me quedé reflexionando.

Me preguntaba por qué esperar 5 años

¿Por qué esperar? Esa era la cuestión.

Lo recuerdo perfectamente.

En el silencio de esa habitación, tomé la decisión de crear el proyecto que estás viendo ahora.

Al poco tiempo…

Pedí un crédito, contraté una mentora, actualicé la web, lancé una campaña de publicidad y puse el gym en marcha.

¡Y me pegué un leñazo del copón!
No conseguí ni un solo cliente nuevo con ese lanzamiento.

Paradójicamente estaba saliendo en los medios de comunicación nacional y me entrevistaban en la revista emprendedores.

Pero yo estaba al borde de un nocaut.

Me desangraba económica y emocionalmente.

Mi corazón me sacudía para que reaccionara.

Me hablaba a gritos …

¡No te rindas!

¡Esto es lo que te apasiona!

¡Mejora y continúa!

Mi mente, que generalmente le cuestiona todo a mi corazón, esta vez estaba de acuerdo.

Me sentía frustrado con los resultados, pero con la convicción de era el camino a seguir.

Con los recursos al límite, me decidí a mejorar.

Mientras tanto, el Covid pegaba fuerte en el mundo, las sesiones que tenía contratadas se cancelaban y el agua me llegaba al cuello.

Pero no me iba a rendir.

En el camino de hacer crecer mi negocio, tuve que compaginar mi proyecto.

Descargar camiones, cumplir mi rol de padre, de emprendedor, de marido…

Tenía más funciones que una navaja suiza.

Me esforcé al máximo, me entregué a mi causa.

Era el momento de darlo todo y me dejé llevar por mi intuición.

Me pregunté:

¿Qué es lo mejor que puedes ofrecer?

Y así nació el plan: Un coach todo el año.

Sin invertir en publicidad.

Poco a poco, me empezaron a contratar este servicio.

 Después de todo.
El esfuerzo, la constancia y las mejoras daban sus frutos.

“Mi corazón sonríe mientras te escribo esto y mi mente “cómplice” le recuerda que hay mucho por hacer”

Realmente, pienso que esta es la gran diferencia cuando lideras tu vida:

Si te apasiona, no te rindes.

Tiempo después..

Carmen, (la de la pregunta de la entrevista) me contrató para que sea su coach personal.
Y ahora soy yo el que le hace preguntas a ella para que ponga foco y mejore su rendimiento.

Sinceramente…

 – No quiero que cierres un proyecto que te apasiona.

– No quiero que te dediques a algo que no te gusta por no aprovechar lo que sabes.

– No quiero que te disperses y pierdas la libertad de elegir tu estilo de vida.

✓ Quiero que te entregues al máximo.

✓ Que tomes decisiones valientes.

✓ Que vivas según tu propósito.

Para esto he creado el gimnasio de desarrollo personal:

Para que utilices el gran potencial que tienes.

Gracias por estar aquí.

Diego Pascucci
PD: veamos de qué va todo esto.