Cuando quieres conseguir un objetivo en tu vida, tus emociones te harán sentir sensaciones opuestas.

Unas te motivarán y otras te cuestionarán, para encontrar el equilibrio entre ambas, tendrás que gestionar tu intuición y tu razón, ahí encontrarás la conexión para descubrir qué es lo que realmente quieres, cómo puedes conseguirlo y hasta qué punto te comprometes contigo para avanzar en función de lo que sientes.

«detrás de todo objetivo superficial hay una emoción que necesita ser atendida»

Al descubrir que emociones influyen en ti, tomas conciencia y diriges tus acciones hacia lo más profundo de tu ser, aunque el objetivo sea algo tangible, ya eres consciente de que lo significa para ti y de cómo repercute en tu vida.

No se trata de eliminar las emociones, sino de entender cómo nos afectan y de transformar la parte menos favorable en fortalezas que nos ayuden a avanzar.

El miedo como prevención es muy necesario, pero en su exceso se suele convertir en un freno muy potente que bloquea nuestro potencial.

Gestionar la parte preventiva y permitirnos incorporar riesgos asumibles, son aspectos del proceso de transformación para salir de nuestra zona de confort y avanzar hacia nuestro objetivo.